Un granjero estaba en su granja con su hijo pequeño. Había mucho trabajo y el niño siempre miraba a su padre trabajar, le gustaba mirar, así aprendía.
El padre se levantaba temprano, daba de comer a los animales, trabajaba la tierra, sembraba, recogía sus frutos, etc.
Tenía también un campo labrado de trigo, al principio era verde y después de algún tiempo se volvía rubio, maduraba al sol con ayuda de la lluvia.
Luego llegaba el tiempo de la cosecha, recogía el fruto y después había que separar el grano de la paja.
El niño miraba esta acción, de que manera separaba el grano de la paja y preguntó a su padre:
- Papá tú separas el grano de la paja, el grano sirve pero ¿la paja, para que se utiliza?.
- Juan – nombró el padre a su hijo.- Es verdad que el grano tiene su utilidad, hacemos pan y otros alimentos con él, pero la paja también sirve.
- ¿Para qué?.- Pregunto Juan.
- Para dar de comer a los animales, para construir, como fuente de energía, etcétera.
- Pensé que no servía de nada.- Dijo Juan
- Papá tú separas el grano de la paja, el grano sirve pero ¿la paja, para que se utiliza?.
- Juan – nombró el padre a su hijo.- Es verdad que el grano tiene su utilidad, hacemos pan y otros alimentos con él, pero la paja también sirve.
- ¿Para qué?.- Pregunto Juan.
- Para dar de comer a los animales, para construir, como fuente de energía, etcétera.
- Pensé que no servía de nada.- Dijo Juan
El padre levantó la vista de lo que esta haciendo y se sentó al lado de su hijo.
- Juan, en esta vida todo sirve para algo, en tu vida te pasará muchas cosas, confío en que muchas buenas, otras no tanto, pero de las malas experiencias será de las que más aprenderás.- y añadió – Si eres capaz de aprender de todo aquello que te pase, serás un buen hombre. Las personas que entren y salgan de tu vida traerán lecciones, algunas te quedaran grabadas en la memoria otras las olvidarás con el tiempo, pero de todas aprenderás algo.