Nunca me gustaron las
marionetas, ni siquiera de pequeña, no les veía la gracia, un muñeco que para
que se mueva hay que moverlo y hacer creer a los niños que se mueve solo. A mi
parecer es de tontos.
Pero después al crecer,
ver a gente que sigue jugando a las marionetas, como si tuviesen algún control
sobre vidas ajenas, cuando en realidad no se controla ni la propia.
No, lamento mucho
desilusionar a alguno que lea esto pero tu vida no la controlas tú.
Cuando todo va
aparentemente bien, puede pasar algo que te arruine los planes, un amigo que ya
no lo es, pierdes el trabajo que creías fijo o te caes por un precipicio y te
rompes una pierna. Si buscas seguridad, la vida, por lo menos ésta no es tu
sitio.
A más seguridad busques,
más incierto parecerá todo, si te niegas a aceptarlo sufrirás y mucho.
La gente, situaciones, etcétera
nunca serán lo que te imaginas o deseas y o lo aprendes o lo pasas mal, tú
decides.
Las marionetas se sublevan
y cortan los hilos.