Había una vez en un pueblo cualquiera, el tiempo se había
parado, un día era igual al otro. Todo el mundo estaba desalentado, como sin
vida.
Los días transcurrían todos iguales, la monotonía se había
instalado allí y todos los habitantes estaban inertes, sin vida.
De repente, una mujer anunció que estaba esperando un bebé.
Otro bebé, dijeron todos, nacerá, crecerá y se irá como todos en este pueblo.
La mujer al oír aquellos comentarios, al principio la
desanimaron, - es verdad – se dijo, nacerá crecerá y se irá; pero en ese
momento noto algo en su interior que le dijo: “confía”.
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