Es meta fácil y muy fructífera está mirar a través de tu corazón.
Lo primero es no juzgar, cuando lo haces estás diciendo que tú eres superior a alguien y eso no es cierto, por que no hay nadie superior a nadie.
Tampoco debes de desconfiar, si un amigo no te da la respuesta que esperabas, piensa que te dio una respuesta que fue la que él eligió, por que es libre de hacerlo, no coacciones a tus amigos obligándoles a darte la respuesta que quieres, aprende a escuchar.
Intenta comprender al prójimo, a veces es difícil, lo sé, pero sólo por que lo hacemos así nosotros, los seres humanos. No quieras que los demás sean como tú quieres que sean, eso es imposible, acepta a la gente tal y como es, quiérela y dale tu cariño aunque no te lo pidan, incluso aunque parezca que no lo valoren. No temas gastar tu cariño con gente que no se lo merece a tu parecer, pues todo ser humano es digno de él al igual que tú eres digno del cariño de los demás.
Si alguien entra en tu vida y te haces grandes expectativas que luego no se hacen realidad, no dejes de valorar lo que tienes, quizás sin quererlo pierdas la oportunidad de compartir pequeñas cosas deseando otras demasiado grandes.
Precisamente son las pequeñas cosas, los detalles insignificantes, los que quedan grabados en la memoria.
No te ofendas con facilidad, ni creas que la razón siempre está de tu lado, ten en cuenta que nadie nace aprendido y que esta vida es un continuo aprendizaje.
Intenta mirar desde todas las perspectivas posibles, y sobre todo, piensa que la gente está para ayudarse unos a otros y no para ofenderse ni para dañarse.
Si tienes alguna duda respecto a alguien, ves directamente y pregúntaselo, estate abierto ante cualquier respuesta, piensa que no hay respuesta mala sino pensamiento malicioso.
Tú controlas lo que piensas y por tanto lo que sientes en cada momento, así que si tienes malos pensamientos puedes cambiarlos por otros mejores, el poder de cambiar siempre es tuyo.